The United Nations Office for Project Services (UNOPS)
Indonesia renace de sus cenizas
Descritos por muchos en la comunidad internacional como un desastre ambiental, los incendios forestales y de turba en Indonesia afectan a la salud, la educación y los medios de vida de millones de habitantes de la región.
Entre agosto y noviembre de 2015, Indonesia tuvo que hacer frente a una gruesa nube de humo.
Este humo no provenía de cenizas volcánicas ni de las actividades derivadas de las industrias en crecimiento del carbón y el transporte, sino de una fuente igual de insidiosa e incluso más peligrosa: la quema de turba.
En Indonesia se concentra la mitad de las turberas tropicales del mundo, un tipo de humedales cubiertos por un suelo orgánico que se forman a lo largo del tiempo conforme las plantas en estado de descomposición caen al suelo y se compactan. En su estado natural, la turba tropical se acumula en ciénagas inundadas y es una de las formas más efectivas que tiene la naturaleza de eliminar el carbono de la atmósfera, lo que ayuda a mitigar el calentamiento global.
Sin embargo, el drenaje de turberas durante décadas para sustentar las plantaciones de aceite de palma, papel y caucho, así como las actividades de pequeñas explotaciones agrícolas, ha provocado que grandes extensiones de este tipo de humedal se hayan secado.
La turba es básicamente una etapa temprana del carbón y, como tal, es altamente inflamable.
Para prepararse ante la época de la siembra, los propietarios recurren al fuego como alternativa económica para eliminar los desechos de sus terrenos secos, que arden rápidamente.
A pesar de que se trata de una práctica ilegal en varias zonas, recurrir al fuego para limpiar turberas sigue siendo habitual en todo el país. Los incendios normalmente tienen lugar durante la estación seca, que suele durar de julio a noviembre. Sin embargo, las condiciones climáticas del fenómeno El Niño hicieron de 2015 un año especialmente catastrófico.
Kalimantan Meridional, en la isla de Borneo, y Sumatra Occidental fueron algunas de las provincias más afectadas.
Bidan Erna, jefa de parteras en el centro médico Puskesmas Panarung, en la ciudad de Palangkaraya, recuerda cómo fue trabajar durante aquella época: «Una mañana de octubre de 2015 llegaron dos mujeres que habían abortado a causa de muerte fetal tras seis meses de embarazo. Después vinieron otras tres mujeres el mismo día. Fue una situación muy triste. Creo que la causa fue la falta de oxígeno y las concentraciones elevadas de toxinas procedentes del humo de los incendios forestales».
Aún se desconocen los costos totales y los efectos a largo plazo. No obstante, se estima que los incendios originados en Indonesia en 2015 afectaron a 43 millones de personas, 500.000 de las cuales recibieron tratamiento para enfermedades respiratorias. Asimismo, se quemaron más de 2,6 millones de hectáreas de terreno y los daños económicos ascendieron a cerca de 16.100 millones USD.
Este humo tóxico generado por los incendios de 2015 contenía monóxido de carbono, cianuro, amoníaco y formaldehído en concentraciones que superaban los límites seguros para la salud. Las partículas eran tan diminutas que penetraban en los pulmones y se introducían directamente en el torrente sanguíneo, lo que provocaba un aumento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, malformaciones congénitas, bajo peso neonatal y en ocasiones la muerte.
- El drenaje y la quema de turberas agravan el calentamiento global al liberar a la atmósfera grandes cantidades de gases de efecto invernadero.
- Las abejas no pueden orientarse en el humo, lo que impide la polinización y el crecimiento de la fruta.
- Las especies silvestres, como los orangutanes, se mueren de hambre debido a la falta de fruta y otros alimentos.
Un cambio necesario
Uno de los principales desafíos a los que se enfrentó Indonesia en sus actividades de prevención de incendios fue reunir a los diferentes grupos involucrados para que debatiesen sobre el problema, planificasen las medidas para abordarlo y preparasen los presupuestos. A menudo, los esfuerzos quedaban aislados y la falta de coordinación generaba confusión.
Con el objetivo de ayudar en esta labor, UNOPS y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), en estrecha colaboración con ONU Medio Ambiente, crearon en 2015 un proyecto para la adopción de medidas preventivas para mejorar el uso de la turba tropical (Generating Anticipatory Measures for Better Utilization of Tropical Peat, GAMBUT).
Las actividades del proyecto GAMBUT se basan en una herramienta informática de predicción del riesgo de incendios llamada Fire Risk System que determina las zonas con un riesgo elevado. Gracias a este sistema, el equipo encargado del proyecto puede programar diversas actividades, como facilitar la planificación en materia de prevención de incendios entre los distintos ministerios del país, rehabilitar tierras secas y colaborar con los grupos locales de prevención de incendios.
Estos grupos locales están respaldados por el personal sobre el terreno, que considera que la prevención y la preparación son aspectos más importantes que la extinción. Dichos grupos de trabajo colaboran a su vez con los equipos locales de extinción de incendios para poder compartir los planes y los presupuestos y responder más ágilmente a los incendios que se produzcan.
Poco más de un año después de que comenzase el proyecto, ya se aprecia el progreso. Algunos de estos avances hasta la fecha son la finalización del desarrollo del sistema informático de predicción, la capacitación de cientos de oficiales en dos provincias sobre el nuevo sistema y la creación de foros de prevención de incendios en los ochos distritos en los que opera GAMBUT.
En la actualidad, tanto las comunidades como los gobiernos locales conocen las soluciones contra los incendios y planifican con antelación las medidas para abordarlos, lo que significa que las comunidades están más preparadas que nunca para afrontar los posibles incendios.
Estos incendios hacen enfermar a nuestra comunidad, destruyen los cultivos y provocan pobreza y hambre».
«Estamos encantados de que desde el proyecto GAMBUT nos ayuden a encontrar la forma de trabajar juntos para garantizar que no vuelva a ocurrir lo mismo que en 2015», explica un oficial de distrito en Kalimantan Meridional.
Tras los incendios de 2015, el Gobierno mostró una voluntad renovada para que, desde los niveles más altos, se realizase una mejor gestión de las turberas del país. Se adoptó como medida la suspensión de todas aquellas actividades que pudiesen dañar estos humedales y el Presidente estableció una agencia para la restauración de turberas, que se encarga de recuperar aproximadamente dos millones de hectáreas de turberas degradadas.
Gracias a una temporada de lluvias más húmeda, los incendios en 2016 se redujeron más de un 80% en comparación con el año 2015. Si bien no hay forma de saber lo que depara este año o el siguiente, la combinación adecuada de gestión, reglamentos y mecanismos de aplicación en materia ambiental y la participación de la comunidad podría ayudar a proteger de forma más eficaz las turberas en Indonesia, así como a mitigar los efectos del cambio climático en general.
Información sobre el proyecto
UNOPS, en calidad de organismo de ejecución para la Oficina de Asistencia para Desastres en el Extranjero de USAID y mediante una estrecha colaboración con ONU Medio Ambiente, trabaja con el Ministerio de Silvicultura y Medio Ambiente de Indonesia en la implementación del proyecto GAMBUT.
GAMBUT utiliza un enfoque multidimensional para prevenir y extinguir los incendios mediante actividades experimentales a nivel nacional y local en dos provincias propensas a los incendios: Sumatra y Kalimantan Meridional.
Dicho proyecto se basa en una herramienta informática de predicción del riesgo de incendios denominada Fire Risk System. Mediante el uso de esta herramienta para identificar las áreas de mayor riesgo, GAMBUT apoya diversas intervenciones para prevenir y extinguir los incendios, como el bloqueo de canales, la capacitación del personal de extinción de incendios, la adquisición de equipos de seguridad y lucha contra incendios y de sistemas de detección, así como la organización de foros locales de prevención de incendios. Estos foros facilitan la coordinación entre el Gobierno, los propietarios de tierras, los dirigentes locales, las ONG y los negocios locales que tengan interés en la prevención o extinción de incendios.