The United Nations Office for Project Services (UNOPS)
Mujeres: ahora es el momento
Construyen las infraestructuras gracias a las cuales las comunidades son resilientes al clima, continúan siendo las principales cuidadoras en muchos países del mundo y constituyen casi la mitad de la población mundial. Hablamos de las mujeres.
Imelda Malingu Osodo es una ingeniera que lleva a cabo proyectos complejos al mismo tiempo que hace frente a los prejuicios de una forma que hace a la gente reflexionar.
A pesar de que en la última década se ha avanzado mucho en igualdad de género, todavía existen prejuicios profundamente arraigados y actitudes discriminatorias que suponen un obstáculo para todos. Ahora más que nunca se lucha por un futuro igualitario.
En UNOPS apostamos por este futuro.
Un futuro en el que las mujeres puedan realizarse de forma plena y en el que puedan recibir el mismo reconocimiento que los hombres. Queremos un mundo en el que las mujeres se sientan seguras y donde puedan tener acceso a una educación y a oportunidades que les permitan mejorar sus medios de vida. Queremos ver a mujeres, algunas de las principales víctimas de conflictos, involucradas en los procesos de paz.
Mujeres de todo el mundo están rompiendo las barreras, cuestionando los estereotipos y coronando cimas que ninguna mujer había alcanzado antes. Y conocemos a estas mujeres.
«Durante mi infancia, la zona de la que provengo siempre solía inundarse. Yo no quería ser la niña procedente del área inundada, sino que aspiraba a ser la que solucionaría el problema».
«Mis tíos no me tomaron en serio cuando dije que quería ser ingeniera, pero mi padre les aseguró que él sí me creía».
Imelda Malingu Osodo hizo su sueño realidad. En la universidad, era una de las únicas ocho alumnas de ingeniería civil en una clase de 40 hombres. Imelda se graduó y en la actualidad trabaja como inspectora sobre el terreno en un proyecto de infraestructura que UNOPS implementa en el condado de Turkana (Kenya).
Como lugar de trabajo, Turkana plantea muchos desafíos, e Imelda es la única mujer en el terreno. Aun así, le apasiona ayudar a las personas a mejorar sus condiciones de vida y se gana el respeto de todos los que la conocen.
«Las jóvenes del pueblo no quieren hacer nada, pues piensan que, por el simple hecho de ser mujeres, aquello en lo que empiecen a trabajar no va a funcionar. Creen que aquí las mujeres no pueden hacer lo mismo que los hombres, pero yo sí que puedo».
Stephanie Charles, de San Vicente, ha demostrado en muchas ocasiones que tiene razón. Hoy forma parte de un proyecto de UNOPS en esta zona y participa en la construcción de un puente resiliente al clima en su isla de origen.
Así que, ¿quién dijo que la construcción es un trabajo de hombres?
La voz de Suha Zangana es la que escuchan muchos desplazados iraquíes cuando llaman al Centro de información para los desplazados internos en Iraq.
«Una vez hablé con un hombre ciego al que no le quedaba nadie debido al conflicto. No necesitaba nada, solamente quería hablar con alguien».
Suha trabaja inmersa en una de las crisis más graves y complejas del mundo y habla con docenas de personas al día. Asiste en primera línea a su sufrimiento, una tarea que puede causar estragos.
Sin embargo, Suha se levanta y va a trabajar cada día porque es consciente de que tiene algo que ofrecer: a veces, es información; otras, simplemente consuelo.
Las ingenieras como Mai Gamaleldeen están trabajando duro en el terreno y no siempre es una tarea sencilla.
«Es complicado imaginarse un futuro en el sector de la ingeniería cuando no existen modelos de referencia femeninos en los que inspirarse».
Mai también aclara que queda mucho por hacer para adaptar las instalaciones en el terreno a las necesidades de las mujeres.
«A menudo, las instalaciones de las obras no están preparadas para las trabajadoras. Una vez participé en un proyecto de construcción de túneles en el que había unos baños que podían utilizar los hombres y a los que las mujeres no teníamos acceso, así que tenía que salir del túnel cuando necesitaba ir al servicio. Es necesario que haya instalaciones igualitarias para hombres y para mujeres».
Mai trabaja como ingeniera en una planta de tratamiento de aguas que UNOPS está construyendo en Santa Lucía. Ella es el modelo de referencia de mujeres jóvenes que aspiren a abrirse camino en el campo de la ingeniería.
«Me gusta poder prestar atención sanitaria a los residentes de las aldeas».
Daw Naing Ngai Awi trabaja como partera en las aldeas rurales de Myanmar. Estudió durante dos años para recibir la capacitación pertinente. Pero su pasión por el trabajo y sus cualificaciones no son suficientes. Las parteras como Ngai Awi, cuya atención a mujeres durante y después del embarazo es crucial, necesitan apoyo.
Por suerte, el programa del Fondo para los Tres Objetivos de Desarrollo del Milenio, dedicado a la salud de las madres, los recién nacidos y los niños y gestionado por UNOPS, garantiza que parteras como Ngai Awi puedan examinar a mujeres embarazadas al menos cuatro veces durante la gestación.
«Quiero mejorar en mi trabajo y para ello necesito aprender más sobre algunos ámbitos de la prestación de servicios sanitarios. A veces no estoy segura de la enfermedad que padece la paciente, así que mi objetivo es saber con certeza de qué se trata cuando vuelve a la consulta».
Celebramos este día junto con miles de millones de mujeres y reconocemos sus éxitos.
No obstante, debemos recordar en todo momento que, como parte de una comunidad mundial, tenemos una tarea complicada por hacer ya que desafiamos la desigualdad histórica entre mujeres y hombres. En medio del caos y del conflicto que minan los derechos de mujeres y niñas, debemos crear espacios seguros para el diálogo.
La consecución de la igualdad de género es una cuestión prioritaria para el sistema de las Naciones Unidas, un factor clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y un paso esencial para que las sociedades, las comunidades y las economías funcionen de forma plena.