The United Nations Office for Project Services (UNOPS)
Apoyo a los esfuerzos de recuperación en Zimbabwe tras el ciclón
El ciclón Idai azotó el sudeste de África con fuertes vientos e intensas precipitaciones, arrasando y devastando todo lo que encontraba a su paso.
Se perdieron vidas, se destruyeron medios de subsistencia y la infraestructura quedó en ruinas.
Al tocar tierra, el ciclón Idai se convirtió en uno de los ciclones que más muertes ha causado en África, ya que fallecieron más de 1.000 personas en Malawi, Mozambique y Zimbabwe.
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En el este de Zimbabwe, se produjeron deslizamientos de tierra e inundaciones repentinas que causaron daños en infraestructura de vital importancia (como escuelas, hospitales, tierras de cultivo y viviendas) por un valor de más de 600 millones USD. Más de 50.000 viviendas fueron destruidas, lo que afectó directamente a unas 270.000 personas, de las que 60.000 se vieron obligadas a trasladarse. El ciclón también aisló a comunidades, que dejaron de tener acceso a servicios básicos.
El proyecto de recuperación de Zimbabwe (ZIRP), financiado gracias a una donación de 72 millones USD de la Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial, se creó para contribuir a la recuperación de las comunidades durante el período inmediatamente posterior a la catástrofe y sentar las bases de la resiliencia a largo plazo y de la recuperación de la región.
UNOPS, que es uno de los organismos encargados de la implementación, es responsable de la gestión general del proyecto y de la gestión de los fondos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la Organización Internacional para las Migraciones, UNICEF, UNOPS, el Fondo de la Población de las Naciones Unidas, el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Mundial de la Salud están colaborando para satisfacer las necesidades que existen en materia de seguridad alimentaria, medios de vida, salud, educación, y agua y saneamiento.
Se están centrando los esfuerzos en nueve distritos que se vieron directamente afectados por el ciclón: Chimanimani y Chipinge (los dos distritos más afectados), Bikita, Buhera, Chikomba, Gutu, Mutare (distrito rural y distrito urbano) y Mutasa.
En el marco de este proyecto de cuatro años, se están reforzando los servicios de salud mediante, por ejemplo, el fomento de la concienciación sobre problemas de salud como la malaria, la diarrea y la malnutrición. El personal sanitario de las aldeas está recibiendo capacitación intensiva para dar información esencial sobre la salud y prestar servicios de salud materna, neonatal e infantil. También se está contratando personal sanitario para formar equipos médicos móviles que se desplacen a diferentes aldeas y presten los servicios de salud necesarios.
«Tengo dolores estomacales y mareos. He recibido tratamiento de forma gratuita en esta clínica móvil», explica Betty Mukumba, residente de la aldea de Mariseta, situada en el distrito de Chipinge.
Solíamos enfrentarnos a graves problemas. Antes, cuando alguien enfermaba, tenía que ir a la Clínica Gwenzi, con el gasto en transporte y atención médica que eso suponía».
El ciclón también empeoró o eliminó el acceso a servicios dirigidos a luchar contra la violencia de género. Los asociados encargados de la implementación trabajaron para fomentar la concienciación acerca de los problemas de violencia de género y proporcionaron servicios para apoyar a las personas supervivientes.
Conforme se aceleraba la propagación de la COVID-19 por el mundo, muchas de las organizaciones encargadas de la implementación decidieron destinar algunos de los fondos del programa a actividades dirigidas a ayudar a Zimbabwe a hacer frente a la pandemia. Gracias a esta medida, se desarrolló la capacidad del personal médico de las comunidades para que pudieran controlar, rastrear e investigar los casos de COVID-19, se rehabilitó la unidad de aislamiento de un hospital a cargo de la Iglesia, se proporcionaron equipos de protección personal al personal sanitario de las aldeas y se dio acceso a agua segura para lavarse las manos.
Asimismo, se está haciendo un seguimiento de los datos relativos al movimiento, las necesidades y las vulnerabilidades de las personas desplazadas internas, así como de los riesgos para la salud que tienen en relación con la COVID-19. Esta información se tiene en cuenta para las actividades implementadas en el marco del proyecto ZIRP.
En Chimanimani, se restaurarán y se equiparán de nuevo algunas de las escuelas más dañadas para que los estudiantes tengan un entorno seguro donde aprender. También se están rehabilitando otras infraestructuras esenciales de la comunidad, como los sistemas de agua y saneamiento, las carreteras y las redes de riego.
«Cuando el ciclón azotó la zona, no sabíamos qué hacer», afirma Fatima Mutsiya, propietaria de una parcela de tierras de cultivo del distrito de Chipinge que riega con agua de una presa cercana que quedó dañada por el ciclón.
«Ya no podíamos permitirnos mandar a nuestros hijos a la escuela o darles de comer», añade Fatima. «Tras la rehabilitación de la presa, volvimos a tener medios de subsistencia y nuestra vida cambió», afirma.
También se están haciendo transferencias en efectivo y se está distribuyendo comida para luchar contra la inseguridad alimentaria en los hogares vulnerables. El restablecimiento de los cultivos agrícolas, la prestación de servicios veterinarios y la entrega de alimento adicional para el ganado están contribuyendo a recuperar los medios de vida.