The United Nations Office for Project Services (UNOPS)
La revolución del agua
El agua es sinónimo de vida en cualquier lugar. No obstante, en muchos pequeños Estados insulares en desarrollo los recursos de agua dulce suelen ser insuficientes y estar mal gestionados.
Pese a vivir en una isla, los principales problemas a los que durante años se han enfrentado los habitantes de Dennery Norte, en Santa Lucía, han sido la escasez y la mala calidad del agua.
El acceso o la falta de acceso a agua potable afecta a todos los ámbitos de la vida económica y social: a las escuelas, que se ven obligadas a cerrar cuando no tienen agua, a los pequeños comercios y, sobre todo, a la salud de los habitantes de esta población.
Dennery Norte (Santa Lucía)
Dennery Norte es una importante comunidad agrícola situada en el valle de Mabouya, en Santa Lucía, que cuenta con aproximadamente 8.000 habitantes. El cultivo de tubérculos, plátanos, cocos y otras frutas supone la principal fuente de ingresos de muchas de las familias de la zona. Aunque se trata del segundo valle más grande de Santa Lucía, el cual cuenta con una cuenca de gran tamaño, carece de soluciones permanentes para la captación y el tratamiento de agua potable.
Para Cornelius Ernest, un agricultor de la zona, el agua lo es todo. Desde que recuerda, el principal desafío para la comunidad ha sido el acceso a agua potable. «No hay duda de que esta comunidad no es pobre, pero si hablamos de agua potable, es la más desfavorecida de todas», apunta.
Al no tener una fuente segura de agua, hasta las tareas del hogar más sencillas suponen un problema. En ocasiones, los habitantes de esta comunidad se toman horas libres en el trabajo para poder conseguirla. «Si no se tiene un depósito, es necesario pedir agua o ir a buscarla al río con cubos», añade Cornelius.
El agua que en la actualidad se distribuye en Dennery Norte se suministra directamente desde los ríos y solo se somete a un tratamiento básico de cloración.
Cuando llueve, el agua del grifo sale turbia, así que no es apta para el consumo ni para las labores del hogar. El suministro de agua se corta a menudo por cuestiones de calidad, a veces incluso durante semanas enteras. En consecuencia, los residentes deben almacenar el agua en grandes depósitos y, si no los esterilizan, pueden sufrir graves problemas de salud.
En Dennery Norte se han registrado con una incidencia mayor que en otras zonas del país casos de enfermedades transmitidas por el agua, como la esquistosomiasis, y de otras enfermedades estomacales. Sin embargo, para muchos de sus habitantes beber agua sin tratar es la única opción, ya que debido al costo del agua embotellada —una botella de un litro y medio cuesta de media alrededor de un dólar estadounidense— no todos pueden permitirse comprarla a diario.
En la comunidad hay quien piensa que los problemas del agua están relacionados con la deforestación derivada de los huracanes o del uso excesivo del suelo debido a las plantaciones de plátanos, lo que ha provocado erosión. Por consiguiente, la tierra ahora está suelta, por lo que se acumula una mayor cantidad de sedimentos en los arroyos y en los ríos.
Para Emrand Matthew, un funcionario de Dennery Norte, resulta irónico que su comunidad no tenga acceso a agua potable a pesar de vivir en una isla tropical con tantos bosques y rodeada de agua.
En mi opinión, esto se remonta al auge de la industria del plátano, cuando se arrasaron bosques. Si bien gracias a la industria platanera se generaron muchos ingresos para las familias, en realidad estamos pagando los efectos que provocó en nuestros recursos de agua dulce».
EL AGUA ES VIDA
El acceso limitado a agua potable es un importante motivo de inquietud para Flora, una profesora de la Derniere Riviere Combined School.
«Tenemos mucha agua, pero no se ha tratado y no se puede beber, así que la tengo que comprar, un gasto que se lleva una gran parte de mi salario. Aunque en esta isla hay más que suficiente, el agua sigue siendo mi principal problema», relata.
La escuela almacena agua de lluvia en grandes contenedores para tratar de garantizar que haya suficiente en épocas de escasez.
A Antonia, una cocinera de la escuela, le preocupa que los niños enfermen por tomar agua del grifo.
Hay veces que lo único que pueden beber es agua sucia».
EFECTO EN LOS PEQUEÑOS COMERCIOS
«A veces no tenemos agua durante 3 o 4 días».
Farah y su familia regentan una pequeña panadería situada en una concurrida carretera. Sus famosos sándwiches de pescado atraen a muchas personas de la zona y a turistas que se dirigen a los complejos hoteleros de la isla.
Farah no imagina vivir en otro lugar, pero la falta de un suministro seguro de agua le supone dedicar más tiempo a pensar dónde puede encontrar este recurso que al propio negocio familiar.
«A veces, cuando hay cortes de suministro, tengo que ir al río a por agua. Otras, cuando mis dos depósitos están vacíos, tengo que pagar a alguien para conseguirla», afirma.
El hijo de Farah, Earl, un artista local, considera que ha llegado el momento de desarrollar gradualmente el país.
Algunos de los habitantes de Dennery se levantan a las tres de la mañana para ir a buscar agua y, después, la transportan durante un largo camino. No me gusta que sea así, es muy triste».
AGUA POTABLE PARA TODOS
«En cada fase del diseño debe tenerse en cuenta que todos los años hay una temporada activa de huracanes».
Gracias a una nueva planta de tratamiento de agua, Farah y el resto de los habitantes de Dennery Norte pueden hacer frente a estos problemas.
Esta planta, implementada por UNOPS, tendrá una capacidad de 1,8 millones de litros al día y proporcionará agua potable a los habitantes de Dennery Norte. El agua se tomará del río Mabouya, fuente de agua dulce, y se distribuirá a los cerca de 7.800 residentes de la comunidad.
Tanto la geografía como el clima de la zona, así como el suministro limitado de recursos materiales y humanos han sido las principales dificultades del proyecto. Debido a la ubicación de Santa Lucía, el diseño de la planta y del extenso sistema de tuberías cumple con las normas internacionales sobre la acción del viento y de los terremotos.
En el Caribe se producen huracanes de categoría 5 una media de una vez cada tres años. La magnitud de estos fenómenos se mide según la escala Saffir-Simpson, que establece categorías desde la 1 hasta la 5. Los huracanes de categoría 5 provocan vientos de más de 252 kilómetros por hora que ocasionan daños catastróficos.
«Podría trabajarse mucho más en mejorar la resiliencia de nuestras infraestructuras», afirma Fabien Felix, Ingeniero de campo de Dennery Norte. «En cada fase del diseño debe tenerse en cuenta que todos los años hay una temporada activa de huracanes. Hace solo unos meses sufrimos los efectos del huracán María, que provocó un daño considerable en las islas vecinas», añade.
Finber Edwards, Técnico superior de recursos hídricos en la empresa de suministro de agua y sistemas de alcantarillado WASCO, afirma estar orgulloso de haber trabajado en este proyecto, pues le ha sido de ayuda para adquirir conocimientos muy útiles sobre el proceso de tratamiento de agua.
Finber asegura que la planta continuará suministrando a los residentes de Dennery Norte agua de calidad durante mucho tiempo en el futuro.
Este proyecto será de gran ayuda para los habitantes de esta zona, ya que durante los últimos años han sufrido la mala calidad del agua. Todos deberíamos sentirnos orgullosos cuando se complete este proyecto, pues los residentes por fin podrán tener la libertad de beber un vaso de agua».
Información sobre el proyecto
Proyecto implementado por UNOPS en nombre del Gobierno de Santa Lucía y financiado por los Gobiernos de México y Santa Lucía.