The United Nations Office for Project Services (UNOPS)
Destrucción de armas químicas en Siria
La historia de cómo UNOPS consiguió destruir en tiempo récord armas químicas sirias de alta gama.
- Este artículo se publicó originalmente en Campeones ocultos: la primera publicación que revela historias únicas sobre la organización.
Todo comenzó en junio de 2014 con una llamada. El Excmo. Sr. Stefano Queirolo Palmas, Embajador de Italia en Dinamarca, se puso en contacto con Vitaly Vanshelboim, Director Ejecutivo Adjunto de UNOPS, para tratar un tema sumamente confidencial. «Me sorprendió que me llamara porque no solemos hacerlo», dijo el Sr. Vanshelboim. «Pensé que a lo mejor quería sugerirme un candidato para un trabajo», añadió. Sin embargo, le preguntó si UNOPS aceptaría un reto que entrañaba unos riesgos altísimos. «Le habían dicho que el caso en cuestión era tan complejo que UNOPS era el único organismo que podría ocuparse de él», señaló el Sr. Vanshelboim.
En los meses previos a la llamada, la presión al Gobierno de Siria para que declarase sus armas químicas y permitiese que la comunidad internacional las destruyera iba en aumento. Finalmente, Siria aceptó con la condición de que se hiciera antes del Ramadán. En consecuencia, los negociadores de las Naciones Unidas llegaron a un acuerdo en el que se establecía que un carguero danés llevaría las armas desde Siria hasta un puerto de la costa sur de Italia, donde un buque militar estadounidense especializado las destruiría en el mar. Pero había un problema, pues el Ramadán era el 29 de junio, solo unos días después. Además había unos riesgos enormes, sobre todo de que se vertieran sustancias químicas.
«Nos dijeron que había probabilidades de que [un vertido] provocara daños valorados en decenas de miles de millones de dólares, lo que también daría lugar a que se tuviera que cerrar el puerto durante meses o años e incluso al desplome del Gobierno», explicó el Sr. Vanshelboim. Las probabilidades de éxito de la operación eran escasas.
En el curso de la llamada, el Sr. Vanshelboim apreció de inmediato que había razones jurídicas de peso para rechazar el desafío que se le planteaba, aunque también se dio cuenta de la gravedad de las consecuencias de mantenerse al margen.
Si no hacemos nada al respecto, se perdería la única oportunidad para destruir las armas».
Así que el Sr. Vanshelboim, que en ese momento actuaba en calidad de Director Ejecutivo de UNOPS, se puso en contacto con la Oficina del Secretario General de las Naciones Unidas, desde la que le dijeron que si bien no podía darse una autorización formal, agradecería que UNOPS siguiera adelante. «La reputación de las Naciones Unidas estaba en juego y parecía que estábamos solos, aunque contábamos con muchos simpatizantes y hubo personas que nos enviaron buenos deseos», indicó el Sr. Vanshelboim.
Lea la sección de preguntas y respuestas con Vitaly Vanshelboim
¿De qué manera este proyecto pone de manifiesto el valor de UNOPS?
Antes de que se pusieran en contacto con nosotros, las Misiones de Dinamarca, los Estados Unidos e Italia ante las Naciones Unidas y la Oficina del Secretario General afirmaron que solo UNOPS podría ocuparse de la operación. Gustemos o no, se nos ve como una organización determinada que asume trabajos imposibles. Durante mucho tiempo, se nos percibía como un “organismo de último recurso”, pues quizá solo recurrían a nosotros cuando, una vez habían tratado de ejecutar un proyecto por su cuenta, surgían muchas complicaciones o riesgos. Creo que UNOPS ya no está en ese punto. Pero sí que es cierto que somos muy flexibles, ágiles, rápidos y que somos capaces de hallar nuevas soluciones. Por ejemplo, a otros les llevaría muchos meses conseguir permisos para un proyecto como este. En este caso, tuvimos que tomar decisiones muy rápidamente y correr riesgos calculados.
Háblenos sobre algunos de los riesgos que entrañaba el proyecto.
Uno de mis colegas planteó una pregunta fundamental: ¿qué sucedería si hubiera una pequeña fuga en uno de los contenedores? La respuesta de los expertos en materiales peligrosos fue escalofriante. Nos dijeron que habían cartografiado todas las corrientes y mareas, así que si algo salía mal, calculaban que en cuestión de horas se produciría un campo de gas de dos kilómetros de ancho lleno de sustancias químicas tóxicas. Si hubiera habido una fuga o vertido, las consecuencias habrían sido desastrosas.
¿Cuál fue el resultado de la operación?
Habrá escuchado que en los últimos años muchas personas en Siria han sido asesinadas o heridas con armas químicas. Imagine por un segundo qué pasaría si todas aquellas sustancias químicas estuvieran todavía en el país. Es probable que ya se hubieran utilizado contra el pueblo sirio. Era algo que entonces desconocíamos por completo. La razón que nos impulsó a que este trabajo funcionara fue pensar en las posibles consecuencias que se habrían dado de no haber seguido adelante con la misión.
¿Tiene algún recuerdo concreto del proyecto que quiera compartir?
Incluso aunque hicimos varias excepciones con respecto a nuestros procesos habituales, el tiempo del que disponíamos para suscribir el acuerdo era muy ajustado, así que a las 23:30 del día en el que finalizaba el plazo yo estaba en un hotel de Ginebra firmando cada una de las 200 páginas del acuerdo. Recuerdo que me dolían los dedos porque tenía que firmar muy rápido, ya que teníamos que enviarlas a tiempo por fax a la empresa. Terminamos tan solo un par de minutos antes de medianoche, y aunque no fue para nada divertido, cumplir el plazo fue gratificante.
A pesar de que las complicaciones eran numerosas, el principal problema era mover las sustancias químicas del carguero danés al buque estadounidense, ya que había 80 contenedores llenos de materiales químicos de la más alta categoría producidos en Siria. Todos querían retirar tales materiales del país, pero nadie que se le asociara con los riesgos. ¿Qué pasaría si algo fuera mal? ¿Y si hubiera un vertido? La mera idea desencadenó protestas en el puerto y las empresas aseguradoras afirmaron no poder asumir la operación. Entonces, el Gobierno de Italia informó de que, debido al poco tiempo con el que se contaba, UNOPS podría trabajar únicamente con una empresa, que prestaba servicios de logística en el puerto. Esto, sumado a la necesidad de perfeccionar un acuerdo en cuestión de días, supuso que UNOPS tuviera que acelerar el procedimiento si quería que se cumpliera el plazo.
UNOPS decidió seguir adelante con la operación a petición y en colaboración con la OPAQ, los Gobiernos de Dinamarca, los Estados Unidos e Italia y con otras partes de las Naciones Unidas. Los plazos eran muy ajustados; por su parte, la empresa del puerto impuso el día 26 de junio como fecha límite para llegar a un acuerdo, así que si la operación iba a ejecutarse, tendría que ser entre el 26 y el 29 de junio.
En cinco días se prepararon acuerdos de 200 páginas con UNOPS como apoyo de la operación. De forma simultánea, UNOPS aseguró todas las cuestiones logísticas y organizó las operaciones para la ejecución. Después se obtuvo un seguro, así que las últimas piezas del puzle comenzaron a encajar. No se recibió el acuerdo jurídico hasta el último momento, cuando UNOPS solicitó autorización a las partes implicadas y a sus abogados. Dado que actuábamos con rapidez, tuvimos que hacer muchas excepciones y tomar decisiones basadas en criterios propios.
Dado que actuábamos con rapidez, tuvimos que hacer muchas excepciones y tomar decisiones basadas en criterios propios».
Trayecto
UNOPS estaba considerada como la organización mejor equipada para tratar asuntos complejos».
Finalmente, la empresa fijó la medianoche como límite para que el acuerdo estuviera suscrito. El Sr. Vanshelboim firmó la última página del acuerdo unos minutos antes de que venciera el plazo.
¿Mereció la pena la operación? Alrededor de 600 toneladas de materiales químicos se destruyeron en el MV Cape Ray. Poco tiempo después de la operación, el Estado Islámico en Iraq y el Levante (EIIL) tomó algunas de las ciudades de Siria en las que se guardaban estas armas, por lo que el Sr. Vanshelboim está convencido de que UNOPS ayudó a salvar innumerables vidas. «Imagine por un momento que todas esas sustancias químicas estuvieran todavía en Siria. No podríamos descartar la posibilidad de que acabaran en manos del EIIL», reflexionó. ¿Qué habría pasado si UNOPS no hubiera aceptado el reto? La respuesta del Sr. Vanshelboim es sencilla: «Las posibles consecuencias son impensables», apuntó.
Medios de comunicación internacionales como la BBC, The Guardian y The Washington Post siguieron la historia de cerca. Después de que se completara, el Ministro de Medio Ambiente de Italia afirmó estar orgulloso de que su país «hubiera contribuido a la seguridad internacional» y el entonces Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, proclamó que se trataba de «un logro importante en favor de las gestiones que actualmente llevamos a cabo para resistir a la propagación de armas de destrucción en masa». Aun así, el papel que UNOPS desempeñó en la operación se mantuvo en secreto. «Fue una operación inusual para nosotros», indicó el Sr. Vanshelboim. «No se alargó durante meses o años, como es frecuente en un proyecto de UNOPS, sino que duró tan solo unas pocas semanas», añadió.
Lea la sección de preguntas y respuestas con Stefano Queirolo Palmas
¿Por qué este proyecto fue tan importante?
Siria tenía una gran reserva de armas químicas. En 2011, tras el estallido de la guerra civil en Siria, se manifestaron preocupaciones con respecto a la seguridad de los lugares en los que se encontraban las armas químicas sirias y a su posible uso. En septiembre de 2013, Siria se adhirió a la Convención sobre las Armas Químicas y aceptó que se destruyeran sus armas químicas con la supervisión de la OPAQ. En enero de 2014, Italia permitió que se usara el puerto de Gioia Tauro para que se movieran las sustancias químicas sirias que fueran prioritarias del carguero danés que las transportaba al buque estadounidense Cape Ray, en el que se destruirían.
¿Por qué resultó difícil?
Por lo menos había cinco actores implicados en la operación: la OPAQ, los Gobiernos de Dinamarca, los Estados Unidos e Italia y el operador portuario italiano. Dado el carácter excepcional y multinacional de la operación de transporte, surgieron dificultades relativas a la adquisición de los servicios portuarios, las implicaciones jurídicas y la asunción de obligaciones.
¿Cuál fue el resultado del proyecto?
El 2 de julio se cargaron 600 toneladas de armas químicas en el buque Cape Ray en el puerto italiano de Gioia Tauro. Para agosto de 2014, se habían destruido todas las sustancias químicas declaradas. Es importante subrayar una vez más que el papel de Italia fue decisivo en lo que se refiere a bienes, recursos, perseverancia diplomática y dedicación.
¿Por qué contactó con UNOPS para este proyecto?
UNOPS estaba considerada como la organización mejor equipada para tratar asuntos complejos en temas de adquisición de servicios portuarios en el marco de una operación política y multinacional tan delicada.
¿Cómo describiría trabajar con UNOPS?
Fue una experiencia positiva. Aprecié su profesionalidad y eficiencia, y también valoré mucho su buena disposición para afrontar un trabajo del que apenas había precedentes.
¿Qué aportó UNOPS al proyecto y en qué medida contribuyó a su éxito?
Su alta especialización administrativa, jurídica y técnica. Gracias a una estrecha coordinación con el Gobierno de Italia y la OPAQ, se prepararon rápidamente los tres instrumentos jurídicos que se necesitaban para implementar el proyecto: el contrato de adquisición con el operador portuario, un acuerdo de contribución entre UNOPS y la OPAQ relativo a la financiación de la operación, y el canje de cartas entre UNOPS y el Gobierno de Italia sobre el uso de los fondos italianos y otros aspectos jurídicos. Por supuesto, dado que se trataba de un tema delicado y que la operación era extraordinaria, las negociaciones previas en Copenhague, La Haya y Nueva York fueron complejas. Pero el resultado final es lo que realmente importa.