The United Nations Office for Project Services (UNOPS)
Después de las tormentas
Saint-Louis, sitio del patrimonio mundial de la UNESCO, se enfrenta a un problema habitual en las ciudades costeras: la erosión que causa el aumento del nivel del mar.
La ciudad histórica de Saint-Louis, situada en la costa noroccidental de Senegal, se ve amenazada por el cambio climático, que provoca un aumento del nivel del mar y tormentas fuertes con mayor frecuencia.
Cada año, a medida que el océano sobrepasa las costas de la ciudad, una parte mayor de la antigua capital de Senegal desaparece lentamente bajo las olas. El mar es la fuente de alimentos e ingresos de la mayoría de la población. Sin embargo, ese mismo mar también se está llevando por delante hogares, escuelas, mezquitas y negocios.
En 2017 y 2018, dos tormentas fuertes, con sus consiguientes inundaciones, causaron estragos en la zona de Langue de Barbarie, que ya estaba bajo la amenaza de la llegada del agua a su territorio debido a la erosión de la costa y las frecuentes marejadas ciclónicas.
Saint-Louis
El agua obligó a las personas residentes en los distritos de Guet Ndar, Ndar Toute y Gokhou Mbath a abandonar sus hogares.
La casa de Collé Fall fue una de las más de 100 que quedaron destruidas.
«Cuando el mar estaba embravecido, solía refugiarme en la calle con mis hijos, en plena noche, hasta que se calmara ―cuenta Collé―. Pero un día el mar estaba muy agitado».
No quedó nada
Más de 300 familias, un total de más de 3.200 personas, se vieron forzadas a trasladarse. Algunas se alojaron con familias de acogida, mientras que otras tuvieron que instalarse en los campamentos de Khar Yalla y Gazeille.
Muchas familias llegaron a los campamentos con las manos vacías.
Perdimos todo cuando el mar destruyó nuestras casas y pertenencias. No nos quedaba ningún medio de subsistencia para hacer frente a nuestros gastos y cuidar de nuestras familias».
Además de las dificultades que conllevó perder sus hogares y sus medios de subsistencia, las condiciones de vida en los campamentos fueron duras.
Los campamentos estaban superpoblados, con entre 20 y 40 personas viviendo en tiendas de 25 m² que a menudo no aislaban del agua durante la estación de lluvias en Senegal. El acceso al suministro de agua potable y electricidad era limitado y había muy pocas instalaciones de higiene.
Con el fin de mejorar las condiciones de vida de quienes antes residían en Langue de Barbarie, se construyó un nuevo campamento temporal en Diougop, a diez kilómetros de su antiguo vecindario y de los efectos devastadores del mar.
Se contrató a residentes de los distritos de Langue de Barbarie afectados y a integrantes de la comunidad en Diougop para dirigir equipos y trabajar en la instalación de los nuevos refugios.
Tuve la suerte de ser nombrada una de las jefas de equipo del proyecto. Recibí capacitación y me contrataron para el ensamblaje, el mantenimiento y la conservación [de los refugios]».
El personal contratado, compuesto casi en un 50% por mujeres, recibió capacitación para instalar los refugios de 17,5 m², que se montan en aproximadamente seis horas y tienen espacio para hasta cinco personas.
Además de aprender a ensamblar y mantener los refugios, las personas encargadas de liderar los equipos recibieron capacitación en materia de salud y seguridad, desarrollo de la capacidad profesional, electricidad, carpintería, plomería y albañilería. La capacitación les brindó la oportunidad de adquirir nuevas habilidades que podrán utilizar para encontrar fuentes de ingresos alternativas.
Con el objetivo de recuperar el sentimiento de comunidad entre las personas desplazadas por las inundaciones, se organizaron sesiones de concienciación periódicas sobre civismo y cohesión social para las personas reubicadas en el nuevo campamento.
«El trabajo me ha permitido cubrir mis gastos diarios y cuidar mi salud. El diploma que obtuve me resultará útil más allá de este proyecto», afirma Papa, quien también trabajó en el proyecto.
Reconstruir una comunidad
Los nuevos refugios ofrecen un entorno seguro y limpio a las personas desplazadas de Langue de Barbarie.
«No corremos el riesgo de tener aguas estancadas como cuando vivíamos en Khar Yalla ―dice Lena―. Aquí disponemos de espacio e higiene, al contrario que en Khar Yalla, donde estábamos rodeados de basura».
En la actualidad, las personas de la comunidad están empezando a reconstruir algunos de los servicios que el océano les arrebató, como las escuelas.
«Ese año [en el que la casa quedó destruida], mis hijos no fueron a la escuela. La falta de medios hacía difícil mandarlos a Saint-Louis», explica Collé.
Se ha construido una escuela temporal para que las niñas y los niños desplazados por los efectos arrasadores del mar puedan seguir estudiando.
Pese a que el campamento de Diougop es temporal, se planea construir un asentamiento permanente en el lugar el próximo año. Mientras tanto, se está construyendo una escuela más grande, con 15 aulas, para niños y niñas tanto de Langue de Barbarie como de los alrededores.
Esto supone otro paso hacia la reconstrucción de una comunidad que desapareció en el mar.
Información sobre el proyecto
En el marco del proyecto para la recuperación de emergencia y la resiliencia en Saint-Louis (Saint-Louis Emergency Recovery and Resilience Project), financiado por el Banco Mundial con 30 millones USD, UNOPS está implementando un proyecto para la reubicación de la población desplazada de Langue de Barbarie (Relocation of the Displaced Populations of the Langue de Barbarie Project) con un presupuesto de 2,3 millones USD, en colaboración con la Agencia de Desarrollo Municipal de Senegal. Se construirán más de 400 refugios como parte del proyecto, que darán alojamiento a más de 1.400 personas y harán las veces de escuela temporal y oficinas.
Junto con el Gobierno de Senegal, UNOPS ha diseñado un asentamiento permanente para las personas desplazadas de Langue de Barbarie. Está previsto que se empiece a construir en 2021.