Los reclusos de Myanmar, que se encuentran entre las personas más vulnerables y marginadas del país, suelen tener acceso limitado a tratamientos médicos o de prevención. Los centros penitenciarios están abarrotados, por lo que son un foco de enfermedades transmisibles y de infecciones como la tuberculosis, el VIH, la hepatitis y el cólera. Asimismo, debido a las condiciones de hacinamiento, la salud mental de los reclusos puede deteriorarse.

En el nuevo centro de salud del centro penitenciario de Myitkyina, en el estado de Kachin, se prestarán servicios sanitarios básicos y se dedicará especial atención al tratamiento para la tuberculosis.

El resto de centros de salud se están construyendo en los centros penitenciarios de Lashio, Insein, y Mandalay, ubicados en el estado de Shan, la región de Yangón y en la ciudad de Mandalay, respectivamente.

«Gracias a estos centros de salud los reclusos podrán satisfacer en mayor medida su derecho a la salud, uno de los derechos humanos universales», indicó Tomas Lundström, Presidente de la Junta del Fondo y representante de Suecia.

Suecia, Suiza, el Reino Unido y los Estados Unidos financian los centros de salud a través del Fondo y en el marco de un programa conjunto para la mejora de las condiciones sanitarias en Myanmar. UNOPS gestiona la construcción de los centros de salud.