En todo el mundo, la juventud presencia cómo se agrietan los sistemas que deberían estar resolviendo cuestiones que van desde las desigualdades hasta los problemas sociales. A menudo estos mismos sistemas no satisfacen sus necesidades. 

La juventud es alentada a compartir sus ideas, pensamiento innovador e idealismo, así como su enfoque inclusivo hacia el liderazgo. Pero los y las jóvenes no suelen estar presentes en los procesos de toma de decisiones que afectan a su presente y su futuro.

Planteémonos esto: la falta de infraestructura de salud puede impedir que los y las jóvenes busquen asistencia médica cuando sea necesario, lo que afecta negativamente a su salud física y mental. La falta de infraestructura educativa puede limitar el acceso a oportunidades de aprendizaje y, en última instancia, a oportunidades de empleo futuras. Y la falta de acceso a espacios verdes, centros juveniles y otras áreas de reunión puede afectar al bienestar y limitar las oportunidades para cultivar un sentimiento de pertenencia a la comunidad. 

La infraestructura tiene el potencial de abordar muchos de los problemas que enfrenta la juventud. Pero no basta con tener esta infraestructura disponible. La juventud debe comprometerse e involucrarse desde el principio del proceso para garantizar que la infraestructura pueda utilizarse y funcionar de una manera que satisfaga sus diversas necesidades, no lo que otras personas piensan que son sus necesidades.

Involucrar a la juventud

Alajuelita –un municipio de la provincia de San José (Costa Rica) con un gran número de personas que viven en asentamientos informales– tiene menos de 0,40 m2 de espacios verdes por persona para las casi 90.000 personas del cantón.

La alta densidad de población de Alajuelita significa menos espacio para actividades recreativas, lo que afecta negativamente a la salud, el bienestar y la calidad de vida de la población del municipio, especialmente de los y las jóvenes.

Para hacer frente a esta situación, UNOPS trabajó con el Gobierno de Costa Rica y organizaciones locales para implementar el proyecto del Parque de Desarrollo Humano de Alajuelita, ocho hectáreas de espacios recreativos y verdes.

Para fomentar la participación de la juventud, el proyecto incluyó talleres participativos y actividades comunitarias que fortalecieron el sentido de pertenencia a través de los diferentes estratos sociales. Estudiantes de secundaria locales tuvieron la ocasión de visitar las obras de construcción, aprender sobre el proyecto y participar en los esfuerzos de reforestación, mientras que jóvenes de barrios cercanos asistieron a un taller de grafiti para crear murales que dieron su propia identidad al parque y ayudar a prevenir el vandalismo.

De principio a fin, los y las jóvenes de la comunidad participaron activamente en la planificación, el desarrollo y la implementación del proyecto. Sus perspectivas ayudaron a definir la infraestructura y las instalaciones del parque.

¿El resultado? Un parque que prioriza las necesidades de la juventud de la comunidad. 

A medida que nos esforzamos por construir un mundo para todas las personas, debemos incluir tanto la experiencia de personas con años de experiencia como la visión de la juventud. Cada grupo tiene una perspectiva que, al ponerla en común, ayuda a garantizar que las necesidades, intereses y aspiraciones únicas de todas las personas se tengan debidamente en cuenta.

Necesitamos involucrar a diversos grupos de jóvenes de maneras más significativas para garantizar que nadie, incluida la juventud de hoy, mañana y el futuro, se quede atrás.