Cuando se trata de adquisiciones del sector de la salud, cada centavo cuenta. Cada centavo ahorrado representa una suma que puede reinvertirse. Ya sea en adquirir más medicamentos, comprar más equipo médico, mejorar o construir más infraestructuras de salud.

En otras palabras, se reinvierte para salvar vidas.

A medida que la COVID-19 se propaga por el mundo, los países siguen necesitando lo mismo: equipo y suministros médicos, como kits para realizar test que ayudan a identificar a las personas infectadas por el coronavirus y así prevenir que la enfermedad que provoca, la COVID-19, se propague sin control; equipos de rayos X que ayudan a revisar los pulmones de las personas que luchan contra el virus; mascarillas y equipos de protección personal que protegen al personal sanitario que trabaja en primera línea; o jabón y gel desinfectante de manos que permiten a cada persona contribuir a  frenar la propagación del virus.

Asimismo, los países también necesitarán poder acceder al tratamiento o a la vacuna contra la COVID-19 que se desarrollen.

Desafortunadamente, la situación provocada por la pandemia no está exenta de quienes buscan beneficiarse de manera injusta. Es lamentable que no resulte raro encontrar historias de equipo y suministros médicos vitales vendidos a precios astronómicos, o que son de mala calidad.

Y aunque la COVID-19 pueda ser la primera pandemia mundial a la que nos enfrentemos en nuestra generación, está claro que no será la última.

La corrupción y la falta de buena gobernanza están intrínsecamente relacionadas, puesto que se alimentan entre sí en un círculo vicioso. La falta de principios y estructuras que se asocian con la buena gobernanza genera más oportunidades en favor de la corrupción. Por otro lado, la corrupción impide que se implementen o refuercen los principios y las estructuras de la buena gobernanza.

Analicemos el caso de Guatemala. De acuerdo con la información de Transparency International, Guatemala presenta un riesgo alto de corrupción en materia de adquisiciones públicas. Hace unos años, salieron a la luz graves casos de corrupción que afectaban la adquisición de medicamentos del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS). Se descubrió que ciertos proveedores se beneficiaban de manera injusta de las adquisiciones públicas, lo que ponía en riesgo los suministros de medicamentos para millones de personas en Guatemala.

UNOPS trabajó con el IGSS a fin de desarrollar una cultura de la transparencia que siente las bases para fomentar la transparencia y eficiencia de los procesos de adquisiciones.

Para lograrlo, UNOPS llevó a cabo un análisis exhaustivo de la cadena de suministro a través de la herramienta para la evaluación de la eficiencia de las adquisiciones, lo que permitió generar un plan de acción a corto, medio y largo plazo. Asimismo, UNOPS capacitó a 600 personas del personal del IGSS en cuestiones relacionadas con las mejores prácticas en las adquisiciones públicas y la gestión de proyectos.

Con el fin de incrementar la competitividad entre proveedores, UNOPS llevó a cabo una licitación para la adquisición de medicamentos que resultó en 62 ofertas de proveedores. Este proceso contrasta con las 11 ofertas recibidas en la licitación anterior realizada por el IGSS.

El proceso de licitación ayudó a establecer criterios nuevos de precios y calidad, además de fomentar condiciones de suministro más favorables. Estas iniciativas ayudaron al IGSS a convertirse en un comprador influyente en los mercados nacionales e internacionales.

Las subastas electrónicas inversas también desempeñaron un papel decisivo. Esta modalidad de subasta se realiza en línea y en tiempo real entre el comprador y los proveedores. Durante el proceso, los proveedores compitieron entre sí ofertando precios cada vez más bajos durante un período limitado para que se les adjudicara un contrato.

A pesar de que se usan ampliamente en el sector privado, las subastas públicas inversas no se suelen emplear en el contexto de las Naciones Unidas ni en el sector público. No obstante, la adopción de este proceso electrónico y estandarizado puede ayudar a incrementar la transparencia en el marco de los procesos de adquisiciones públicas, así como reducir los costos e incrementar los ahorros.

Finalmente, no debemos esperar a la siguiente pandemia mundial para aplicar las lecciones aprendidas en la crisis actual.